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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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25-12-2012

 

 

 

 

 

 

LOS NEGROS SON BLANCOS

SURda

 

 

Fernando Moyano


LAS ABERRANTES RAZONES DE ALGUNOS SENADORES

Tal vez Carlos Baráibar nos recuerde; un pequeño grupo en las barras del Senado ese día cuando se discutía la prórroga del envió de tropas a Haití.

Él estaba fundamentando a favor, quejándose entre otras cosas de que las escenas de violación de un joven haitiano por parte de los efectivos militares uruguayos allá, hubiesen tenido tanta difusión internacional, desprestigiando de esa forma a la llamada "misión de paz". Esa campaña, sostenía Baráibar estaba orquesta por fuerzas interesadas en que la MINUSTAH se retiren de Haití, para beneficio de los narcotraficantes que operan en la isla. En ese momento advirtió que le hacían señas desde la barra, tal vez no supo interpretarlas.
Lo que estábamos diciendo era: ¡Nosotros somos narcotraficantes!

Así sería de acuerdo a su razonamiento. Porque efectivamente , nosotros somos parte de una campaña internacional para exigir el retiro inmediato de Haití de todas las tropas extranjeras de ocupación, y en particular de las uruguayas. Que a la violación de la soberanía haitiana que esta intervención militar significa, contrariando a la propia Carta de Naciones Unidas , agregan  estas otras violaciones aberrantes por iniciativa individual, y con la complicidad de los mandos militares.

Con la complicidad y tolerancia irresponsable del parlamento, que entre tanta comisión investigadora no se preocupó en ocho años de investigar en forma independiente ninguno de los hechos que se han venido denunciando este tiempo. Varias represiones sangrientas contra gente desarmada con decenas de muertos, homicidios, violaciones y abusos sexuales, la responsabilidad por la introducción del cólera en Haití , un accidente aéreo fatal cuando se mandó pilotos sin suficiente experiencia falseando información, y los millonarios actos de corrupción .
El Senado votó la prórroga por veinte votos sobre veinte en sala. Constanza Moreira fundamentó en contra y se retiró . Alberto Curiel estuvo en la sesión pero no al momento de votar. Eduardo Lorier habló en contra y votó a favor. Cármen Beramendi habló de la falta de discusión que ha tenido el tema, y votó a favor. Hablaron a favor Jorge Saravia, Carlos Baráibar y Rodolfo Nin. El miembro informante fue Luis Rosa dilla.

Baráibar y otros senadores se quejaban de "a qué tanto discutir esta intervención militar en particular, si habían venido aprobando a tapas cerradas muchas otras todo este tiempo". Veintitres mil hombres según Baráibar ha mandado Uruguay a estas misiones al cabo de los años . Somos un país que destina casi toda su "defensa" a participar en ocupaciones militares en el resto del mundo.
Y a los senador es les molesta que se le s venga  a pedir cuentas por un caso. ¿Por qué no seguir así como venían hasta ahora? ¿Qué tanto puede importar que esos sean actos de guerra, disponiendo de vidas humanas? ¿Qué tanto importa quién mata y quién muere, y por qué? ¿Qué tanto importa que ese destino principal y casi único de las fuerzas de "defensa" contradiga totalmente sus supuestos objetivos, y consuma disparatadamente el presupuesto nacional? ¿ A quién le importa los resultados reales, si acaso sirven a la paz o si sirven al saqueo?
Decía Baráibar que durante años vino votando estos envíos de tropas sin saber demasiado lo que hacía y sin detenerse a estudiar el tema.

La primer a razón aducida, también por Saravia quién se re firió extensamente a ello, es la razón descaradamente mercenaria.

Se trata de obtener un beneficio económico para los militares, la oportunidad de hacerse una casita . A un " ejército pobre" según ellos (que consume más que  varios ministerios juntos) hay que buscarles algún rebusque. No alcanza tampoco con lo que obtienen ilegalmente por haberse apropiado de aviación civil, o los parques nacionales.
Baráibar agrega además otra razón, poniendo  por fin en palabras lo que muchos otros manejan: La pretendida necesidad de que los efectivos militares tengan un entrenamiento en combates reales. Puso como ejemplo la misión en el Congo, destino por el cual han pasa do 9000 hombres, un tercio de la "defensa nacional". 

Uruguay tiene el doble de soldados por habitante que el promedio de la región, cuatro veces más que Argentina y Brasil, con peso relativo sobre el presupuesto parecido al de Estados Unidos. De esos militares, uno de cada tres fue destinado al Congo en algún momento. Y el Senado no se ha enterado aún por qué , a quién se beneficia y a qui én se afecta. No le interesa mucho e l tema; en definitiva poca cosa es una guerra.

La Segunda Guerra del Congo o "guerra del coltán" (mezcla mineral ávidamente  requerido por la industria electrónica) involucró a nueve países y varias fracciones internas, entre 1998 y el 2003, aunque en realidad continúa hasta la actualidad. Costó casi cuatro millones de vidas, y siguen muriendo en ella cien cada día. Naciones Unidas interviene en 1999, au menta  luego sus efectivos y sigue prorrogando la intervención. En trece años no ha conseguido la paz , como tampoco en ningún l ugar del mundo al que hayan ido las "misiones de paz"

Esta es además una guerra de niños, no en el sentido metafórico , sino en el sentido literal : reclutó por la fuerza a 300 mil niños soldados. Diez veces las fuerzas armadas uruguayas, porque allí los niños abundan en todo.

La corrupción de los mandos de las distintas fracciones militares las hace disputar por el recurso minero para beneficio de las trasnaciona les que lo explotan, y torna incontenible la guerra. Es la corrupción militar es la secuela del colonialismo, y se perpetúa por la continuidad del mismo modelo productivo. Naciones Unidas busca que dejen de matarse entre ellos y vayan todos a trabajar a las minas, también los niños .

Decía el ex ministro de defensa José Bayardi que la participación de Uruguay en la misión del Congo está bien vista porque nuestro país no tiene intereses mineros allí. Es lógico, porque  nunca es bueno que el guardián meta la mano en lo que fue a cuidar. Su finalidad es garant izar la seguridad del negocio .
Lo que es indecente en el caso de Uruguay es tomar la guerra por negocio. Como Rosales, que se quejaba del recargo del trabajo de los militares en Haití por tener que hacer alguna  ayuda humanitar ia que no estaba previst a en el contrato , y decía textualmente: llega un punto en que no es negocio.

La guerra, sus causas, o cómo podría evitarse, no les mueve un pelo a estos senadores. Lo que quieren es una oportunidad para los soldados. Que hagan unos mangos y se entrenen en el combate, sin importar demasiado quién muere,  esos sirven de materia prima para el entrenamiento de nuestros soldados, y la otra materia prima se la llevan los que pagan..
Y así las cosas, ¿qué tanto interés por Haití?

Nin, que cayó tarde y estuvo un rato, se anotó para decir que retirar las tropas de Haití sería como decirle a los haitianos: "Nos importa un bledo lo que pase con ustedes".
Como ni se molestó en estar desde el principio o informarse, nunca escuchó que el reclamo del retiro de tropas es para destinar más esfuerzo y recursos a la verdadera ayuda humanitaria , no militarizada . No se enteró que Cuba y Venezuela están en Haití con un contingente médico sostenido durante años, sin un soldado. No escuchó a Constanza decir que el costo de la intervención militar es ocho veces mayor que todos los planes de ayuda hacia los haitianos, ni tampoco la corrección que le hizo Rosa dilla: no es ocho veces mayor, apenas seis veces y media.

Por supuesto que si en el Congo todas las fuerzas de Naciones Unidas no han detenido la guerra, poca cosa han podido hacer los uruguayos. En la reciente crisis en la ciud ad de Goma se fueron a cuidar un aeropuerto, que no era ni podría ser objetivo militar de ninguno de los bandos, por el tipo de guerra y los recursos con que cuentan.

A estos senadores les preocupa lo que les pueda ocurrir a los muchachos que fueron a buscar unos mangos y entrenarse en  ese mar de sangre y miseria. La sangre y la miseria de los que están allí, las que de alguna manera contribuyen a sostener, su vida o su muerte, no les importa mucho.

Pero si en el Congo hay una guerra, no la hay en Haití. El mismo informe de Naciones Unidas que algunos senadores no se molestaron en leer, lo dice. Hay miseria, explotación, luchas sociales , y también delitos, como en cualquier país del continente. Los actos de represión de la MINUSTAH, como las tres masacres de Cité Soleil, son contra gente desarmada.
Parece que estos senadores se olvidaron, las fuerzas armadas uruguayas no necesitan entrenamiento para la represión de un pueblo desarmado. En eso tienen experiencia.
 
Discrepamos , eso sí, con una frase de lo que dijo Constanza sorbe la situación  en Haití: "Para muestra basta un botón". No es uno, son mil. Y los negros son el blanco.


 
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